Nuestra preocupación por el medio ambiente crece cada día. Cada vez somos más conscientes de la necesidad de preservarlo en interés de nuestra salud y nuestra calidad de vida. Debemos asumir desafíos globales como el cambio climático y el agotamiento de los recursos naturales. Se vuelve fundamental, en esta perspectiva, recurrir a modos de producción y consumo menos dañinos para el medio ambiente.
A nivel político, el Estado está implementando medidas para facilitar la transición hacia patrones de consumo de energía menos contaminantes. Ofrece su ayuda en la instalación de sistemas de calefacción, por ejemplo. Estos combinan un rendimiento optimizado con un bajo impacto en el planeta. La implementación de soluciones que consumen menos energía, se recomienda encarecidamente.
La caldera de condensación a gas y las emisiones de gases de efecto invernadero
Los gases de efecto invernadero, GEI, consisten en vapor de agua, CO2, metano, óxido nitroso y ozono. Son necesarios para la vida humana porque, sin ellos, la temperatura del planeta no podría superar los -18°. Pero desde el comienzo de la revolución industrial, estos GEI se han multiplicado, liberando demasiadas moléculas tóxicas a la atmósfera.
La caldera de condensación a gas contribuye a la limitación de estas producciones nocivas. De hecho, gracias a su modo de funcionamiento, combustión completa, reducirá considerablemente las emisiones tóxicas. Es capaz de reutilizar el dióxido de carbono, normalmente expulsado a la atmósfera. Al proporcionar el consumo de energía casi un 40% inferior a otros dispositivos, permite reducir la proporción de emisiones nocivas.
La caldera de condensación a gas: una tecnología menos contaminante
La tecnología de calderas de condensación también es un activo en la lucha contra la contaminación. De hecho, el combustible transportado por el sistema se transformará completamente en energía calorífica. El dispositivo utilizará el calor latente, resultante de los humos de combustión, para aumentar aún más la eficiencia. La explotación del gas es pues óptima. No hay desperdicio posible, a diferencia de los sistemas tradicionales que no utilizan gases quemados.
Si acoplamos la caldera de condensación a un calentador de agua solar, por ejemplo, reduciremos aún más el impacto sobre el medio ambiente. Esto promueve las energías renovables.
Limitada dependencia de los combustibles fósiles
Incluso sin la ayuda de la energía solar, la caldera de condensación a gas reduce en gran medida el uso de combustibles fósiles, que están cada vez más amenazados. ¡No debemos olvidar que Europa utiliza el 20 % de los recursos del planeta, mientras que en ella vive solo el 10 % de su población! El consumo, de hecho, se ha multiplicado por 7 en 50 años.
Al reducir el consumo de gas en un 35%, la caldera limita la fuerte dependencia de esta energía. También debemos pensar, para fortalecer aún más esta acción a favor del medio ambiente, implementar soluciones adicionales. Su propósito es evitar la pérdida innecesaria de calor y el consumo excesivo de energía. Todo lo que necesita hacer es aislar bien el interior y el exterior de la casa y reducir un poco la temperatura de las habitaciones. ¡Este «detalle» genera un ahorro de energía del 7%!
Finalmente, también queda por combinar la caldera de condensación a gas con aparatos que utilicen energías renovables, como la solar,
En lugar de destruir la tierra, puede ser muy simple usar sus recursos naturales y energías de «flujo». Es hora de pensar en invertir en equipos amigables con el medio ambiente, las calderas de condensación a gas son una de ellas.